RUPERTO LONG: «ES SORPRENDENTE LO QUE NOS FIJAMOS EN NUESTRAS DIFERENCIAS MIENTRAS LO QUE QUEDA EN MI LIBRO ES, SIN EMBARGO, LO MUCHO QUE NOS PARECEMOS TODOS»
21 de mayo de 2019
Cuatro historias de supervivencia en los años cuarenta, en pleno conflicto bélico global. Cuatro relatos entrecruzados que el escritor Ruperto Long construye en torno a otros tantos personajes tan reales como el horror de la guerra, contenidos en «La niña que miraba los trenes partir» (Suma de Letras. Penguin Random House Grupo Editorial).
Long, literato, ingeniero y político, presentó su nueva obra este lunes, 20 de mayo, en la Casa de Colón. Lo hizo acompañado de Rina Iocca, Cónsul General de Uruguay, y Ángel Luis Pérez Quintero, representante del Instituto Encuentro Canarias-Israel. «Es sorprendente lo que nos fijamos en nuestras diferencias: lo que queda en mi libro es, sin embargo, lo mucho que nos parecemos todos», apuntó.
La vida de la pequeña Charlotte de Grünberg y su huida de Bélgica es el eje y el ancla de la novela resultante de Long, que para elaborarla llevó a cabo una larga y minuciosa investigación. A sus ocho años, Charlotte huye de la Lieja ocupada por los nazis junto a su familia, dejando atrás su casa y su infancia feliz. Ese es el punto de partida que se encuentra el lector.
Vivir dentro de un ropero
Long explicó al público asistente a la Casa de Colón que «conocí a Charlotte desde mi etapa universitaria. Era una amiga de veinte años, creía que la conocía, hasta que le pregunté sobre cómo vivió los años de la guerra, de una forma casual. Entonces me contó su historia». El autor de ‘La niña que miraba los trenes partir’ (cuyo lanzamiento cuenta con el apoyo del Centro Sefarad y la colaboración de la Embajada de Uruguay en España), recordó que «supe que, por ejemplo, en Lyon Charlotte estuvo casi un año viviendo dentro de un ropero. Ví que era necesario contarlo, pero ella no podía: su marido, con el que llevaba casada muchos años, no sabía nada. Pero al final se creó un clima adecuado para que me diera el sí, y para empezar a abrir toda esa caja de recuerdos».
El escritor entrecruza la historia de la joven con otros relatos, como el que protagoniza Alter, tío de Charlotte, obligado a trabajar en uno de los guetos donde Hitler ordena confinar a los judíos. O el devenir de Dimitri Amilakvari, militar francés de origen georgiano, que desembarca en el norte de África al frente de la mítica Legión Extranjera, para enfrentarse al mariscal alemán Rommel y a su temido Afrika Korps. Long también recuerda a Domingo López Delgado, un soldado uruguayo que se enrola como voluntario en las fuerzas de la Francia Libre y es destinado a la Legión Extranjera en Bir Hakeim, en donde vivirá un episodio legendario en el que también participan medio centenar de uruguayos, un grupo de republicanos españoles y una brigada judía conformada por voluntarios.
Ruperto Long apuntó en su charla que Charlotte de Grünberg es hoy directora de la universidad ORT, uno de los centros universitarios privados más importantes en Uruguay. Y que incluso le ha acompañado en otros actos de promoción de su libro, editado ya en una veintena de países. De hecho, el acto en la Casa de Colón, concluyó con la proyección de un resumen de las intervenciones de De Grünberg en esas presentaciones.
El autor precisó que en su novela habla «de la persecución, más que del conflicto bélico». Así, apuntó que «en esa época se trataba de la desaparición de grupos completos de personas, algo terrible». Y remarcó que «lo que de verdad queda del libro es lo parecidos que somos todos, y sin embargo, siempre nos fijamos en las diferencias».
Instante antisemita
Ruperto Long fue presentado por Rina Iocca, Cónsul General de Uruguay, quien agradeció al escritor la presentación de su libro «en esta tierra canaria, con la que nos unen tantos vínculos», y a la Casa de Colón «por su apoyo a nuestra iniciativa». Además, comentó que la novela ‘La niña que miraba los trenes pasar’ «nos transporta a rememorar una época turbulenta y oscura. De falta de tolerancia y concordia. Narra cuatro historias de vida. Es necesario traer de vuelta esas historias, y mirarlas desde el presente con otra perspectiva».
El autor ofreció su charla junto a Ángel Luis Pérez Quintero, representante del Instituto Encuentro Canarias-Israel. Quintero manifestó que «este libro llega en un momento histórico excepcional. Volvemos a vivir un momento de antisemitismo. Está floreciendo el racismo. Y muchas cosas que creíamos que estaban acabadas. Necesitaos volver a recordar», añadió, «la historia no se acaba en un libro, incluso corremos el riesgo de que se repita». E incidió en que «desde el centro Sefarat, que pertenece al Ministerio israelí de Asuntos Exteriores, también luchamos contra el olvido del Holocausto, porque es importante no olvidar».
Ruperto Long
Ruperto Enzo Long Garat (Rosario, Uruguay, 1952) es ingeniero, escritor y político. En 2013 fue condecorado con la Orden de las Artes y las Letras de la República Francesa, en el grado de Caballero. En 2015 recibió la Medalla al Mérito Juan Zorrilla de San Martín por sus obras sobre Lautréamont y Ferrer.
Su bestseller «La niña que miraba los trenes partir» (2016) fue publicado en más de 15 países, se ubicó entre los libros de autor extranjero más vendidos en Italia y fue ganador del Libro de Oro 2016 en Uruguay. Y su novela «La mujer que volvió del abismo» recibió el premio Manuel Oribe de Literatura 2018.
Long fue senador de la República, presidente de la Administración de Usinas y Trasmisiones Eléctricas (UTE) y presidente del LATU. Actualmente es ministro del Tribunal de Cuentas de la República.
Entre sus obras también se cuentan «Piantao. Balada para Horacio Ferrer» (2014), «No dejaré memorias. El enigma del Conde de Lautréamont» (2012), «Hablando claro» (2009) y «Che Bandoneón». «Por el cielo que soñamos juntos» (2002).
Junto con el músico Alberto Magnone es autor del espectáculo «Lautréamont en clave de tango», presentado en Francia, Bélgica, Argentina y Uruguay. Y ha participado en seis libros colectivos, editados en Uruguay, Brasil y Paraguay.
Desde 2010 integra los Jurados para los Premios Bartolomé Hidalgo.
Además, es académico titular, electo por la Academia Nacional de Ingeniería desde 1999, y fue elegido Ingeniero del Año 2012 por la Asociación de Ingenieros del Uruguay.
Long ha recibido varias distinciones, como el Premio Eslabón Solidario, por su apoyo a las personas con discapacidad, Premio Jerusalén (2012), Premio World Trade Center, Premio Morosoli, por la creación de Espacio Ciencia, y Premio Génesis a los inventores nacionales.