Presentación de «Cine, política y sociedad»

Último libro de Álvaro Sanjurjo Toucon

 

La Biblioteca Carlos Bray recibió a los amigos de «No dejaré memorias»

Ruperto Long visitó la Biblioteca Carlos Bray en compañía de varios fans de «No dejaré memorias. El enigma del Conde de Lautréamont».
Tras conocer la biblioteca privada más grande del Uruguay, los asistentes se manifestaron sorprendidos por la cantidad de volúmenes existentes allí, y por la diversidad de los temas que abarca.

Albert Camus e Isidoro Ducasse. Los escritores de la libertad

Conferencia de Ruperto Long en la ciudad de San José

02.05.2014 | El Grupo Lectores Maragatos que funciona en la Biblioteca Municipal, abordó en charla con el escritor Ruperto Long. Los nombres que convocaron el encuentro en esta oportunidad, en una amena charla que se desarrolló en la Biblioteca Municipal el pasado martes, fueron los de Albert Camus e Isidore Ducasse.
Sandra Acosta

Consultamos a Elba Sarazola, integrante del grupo, respecto a este encuentro, el primero del año que convocan los Lectores Maragatos.

¿Por qué se realiza este encuentro convocando justamente a estos dos escritores?
Nosotros el Grupo de Lectores Maragatos nos reunimos semanalmente y el año pasado el escritor que estuvimos trabajando fue justamente Albert Camus, en el centenario de su nacimiento, que se recordó en noviembre. Habíamos leídos el libro de Long sobre el conde de Lautremont, “No dejaré memorias”, en el que también refiere a Camus en uno de los pasajes. Entonces lo invitamos a que viniera en noviembre a hablar de Camus. Pero en esa oportunidad él no podía venir a San José, podía hacerlo ahora. Así fue que decidimos realizar la primera actividad del año con Ruperto Long hablando, en esta ocasión de Isidore Ducasse, el conde de Lautremont y de Albert Camus. R L en San José

Protagonistas de una polémica.
Hace algunos años, releyendo a Albert Camus, Long encontró referencias a una dura polémica con otros intelectuales sobre la figura de Lautréamont.
“Allí nació mi fascinación por este personaje enigmático, que a la vez es universal y un perfecto desconocido”, afirma Long autor de “No dejaré memorias”, una crónica novelada sobre la vida y la muerte de Isidore Ducasse, un uruguayo enigmático si los hay.
En una búsqueda que incluyó una exhaustiva búsqueda por archivos y lugares, primero en la Ciudad Vieja de Montevideo y luego en París y otros puntos de Francia (Tarbes, Pau, Burdeos), Long logró armarse una “visión de lo que fue su vida y su importancia universal. Y, como uruguayo, también intenté rescatarlo como parte del aporte de nuestro país al patrimonio cultural universal”, asegura el autor.
Una de las novedades de “No dejaré memorias” es la reconstrucción, por primera vez, del debate que varios intelectuales franceses mantuvieron sobre la obra de Lautréamont en las páginas de medios parisinos durante 1952.
Camus, Jean-Paul Sartre, André Breton y otros intercambiaron comentarios, a veces en durísimo tono y seguidos por la ruptura de relaciones.
“Este episodio resulta esencial para comprender la impresionante influencia de Lautréamont entre los surrealistas y a través de ellos en la conformación del mapa cultural del siglo XX. Dalí pintó unos 50 cuadros basados en su obra. Incluso el Conde influyó sobre Maurice Blanchot, autor del primer manifiesto sobre el mayo del 68”.
En el proceso de investigación Long encontró que la polémica se inició tras la publicación de un fragmento de la obra de Camus “El hombre rebelde”, titulado “Lautréamont y la banalidad”, pero que en el original decía “Lucifer y la banalidad”. Camus sustituyó el título a último momento.
La charla “Lautremont y Camus: los escritores y la libertad” propuso no solo un recorrido por la vida y la obra de estos dos intelectuales, sino que además planteó un abordaje de aquella polémica intelectual de mediados de siglo XX, donde con fervor y pasión se defendieron ideas y puntos de vista que contribuyeron a crear el caldo de cultivo de los grandes cambios en el paradigma de la sociedad vividos en el siglo XX.

“Lectoras maragatas”
El Grupo Lectores Maragatos se reúne semanalmente en la Biblioteca Municipal convocados por el amor a la lectura. Cada año se decide abordar alguna temática particular y en equipo se debate y se intercambian lecturas, ideas y puntos de vista. Periódicamente se organizan actividades especiales, con presencia de algún escritor o presentando el producto del trabajo realizado en el grupo en eventos públicos (Feria del Libro, conferencias, video proyecciones).
Sarazola señala que el único requisito para integrar el grupo es la inquietud lectora.
“No hay límite de edad, no tenemos ningún tipo de exigencia académica para sumarse al grupo. Los encuentros son semanales, totalmente gratuitos”- indicó Sarazola, quien invitó a sumarse a este grupo.
“Todos son bienvenidos, y hago una invitación especial a los varones, porque en este momento te puedo decir que somos “Lectoras Maragatas” ya que somos todas mujeres las que integramos el grupo”.

Fuente: http://www.primerahora.com.uy/10393-ruperto-long-los-escritores-y-la-libertad.html

Sobre la partida de Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez   Leí por primera vez Cien años de soledad un par de años después de su publicación, cuando yo tenía diecisiete años.
   Pienso que los latinoamericanos tuvimos en esa época el privilegio de ver surgir una pléyade de escritores como García Márquez, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Octavio Paz y nuestro Maestro Juan Carlos Onetti -entre otros varios-, que nos demostraron con pruebas irrefutables que la literatura de este continente podía situarse al más alto nivel en la escala planetaria. Antes de esas figuras, ello no era tan obvio. Entre otras razones, por la juventud de nuestros países de América Latina. Baste recordar que cuando Cervantes publicó El Quijote, Buenos Aires recién había sido fundada y Montevideo todavía demoraría más de un siglo en tener su partida de nacimiento.

Ahora bien: esa bisagra en el desarrollo cultural de nuestro continente no se logró sin sacrificios y sin una notable dosis de heroísmo cultural. Una anécdota de Gabo, bastante conocida, lo ilustra muy bien. García Márquez había terminado de escribir el manuscrito de Cien años de soledad en México, y se lo quería enviar a un editor en Buenos Aires. Concurrió al correo con todo el dinero que pudo juntar, pero allí descubrió que solo le alcanzaba para pagar el envío de la mitad. En definitiva, no tuvo más remedio que enviar solo una parte de la novela. Cuando el posible editor de la misma la leyó, le envió una carta diciéndole: «la novela es muy buena, lástima que está inconclusa». Gabo no tuvo otra alternativa que responderle: «la novela está terminada, lo que sucede es que no tenía dinero para enviarla toda junta». Al final se publicó, fue un best-seller desde el primer día y todos celebramos los millones de ejemplares vendidos en el mundo. Pero a menudo ignoramos el esfuerzo que hubo detrás de cada una de esas páginas.

Es a esa voluntad inquebrantable de unos cuantos escritores de nuestra América que hoy, al partir Gabriel García Márquez, queremos rendir homenaje.

Ruperto Long